Misericordiæ: La Cuaresma en este Año Jubilar - Formación en la Fe
“Misericordia quiero y no sacrificio” (Mt 9,13).
Las obras de misericordia en el camino jubilar
Reflexiones desde el Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2016
«En la Bula de convocación del Jubileo invité a que “la Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios” (Misericordiae vultus, 17)».
La Cuaresma de este Año Jubilar es para todos un tiempo favorable para salir de nuestra alienación existencial gracias a la escucha de la Palabra y a las obras de misericordia.
1. El Papa Francisco nos invita en esta Cuaresma a «hacer hincapié en la primacía de la escucha orante de la Palabra».
a) Escucha de la Palabra
Solo se ama lo que se conoce. Por eso el Papa Francisco nos pide escuchar la Palabra que se encuentra en las Sagradas Escrituras, donde vemos cómo «el misterio de la misericordia divina se revela a lo largo de la historia de la alianza entre Dios y su pueblo Israel».
»En esta historia Dios se muestra siempre rico en misericordia, dispuesto a derramar en su pueblo, en cada circunstancia, ternura y compasión, especialmente en los momentos cuando el hombre fue infiel a la alianza que hizo con Él. Aquí estamos frente a un auténtico amor que alcanza su culmen en el Hijo que se hace hombre. En Jesús crucificado, Dios quiere alcanzar al pecador incluso en su lejanía más extrema, justamente allí donde se perdió y se alejó de Él».
Es recomendable seguir las lecturas de la Misa del día, para alcanzar este fin.
b) Escucha orante
El Papa Francisco nos pide una “escucha orante”, es decir no solo conocer la Palabra, sino dialogar con ella, dejar que hable a nuestro corazón, dejarnos maravillar por lo que escuchamos, meditar qué nos dice a cada uno, y dejar que nos transforme. En esta Cuaresma dispongámonos a interiorizar cada vez más este amor misericordioso de Dios que se nos muestra en su Palabra y que quiere ser acogido por todos sus hijos.
c) Escucha orante, junto a toda la Iglesia.
Como una de las manifestaciones de expresar la necesidad de oración en comunidad, el Papa nos invita a orar el viernes 4 y el sábado 5 de marzo en comunión con la Iglesia terrenal y celestial. «No olvidemos la fuerza de la oración de tantas personas». Esta iniciativa —24 horas para el Señor—, que es una celebración de la misericordia de Dios, el Papa desea que se celebre en todas las diócesis de la Iglesia, dentro del marco de la Cuaresma.
2. «Cada cristiano está llamado a experimentar en primera persona la misericordia de Dios»
La misericordia de Dios es un anuncio al mundo y cada cristiano está llamado a experimentar en primera persona ese anuncio. Por eso, en el tiempo de la Cuaresma es muy importante acercarse al sacramento de la reconciliación, «a fin de experimentar este signo concreto de la cercanía y del perdón de Dios».
Acercarnos al sacramento de la reconciliación es reconocer que somos pecadores. Esto es un paso fundamental en nuestro camino de conversión y no podemos olvidar que como el hijo pródigo, Él siempre nos espera en su infinita misericordia, con su perdón, para que continuemos el camino fortalecidos con su amor sobreabundante.
Nos dice el Papa Francisco «que ante este amor fuerte como la muerte (cf. Ct 8,6), el pobre más miserable es quien no acepta reconocerse como tal. Cree que es rico, pero en realidad es el más pobre de los pobres. Esto es así porque es esclavo del pecado, que lo empuja a utilizar la riqueza y el poder no para servir a Dios y a los demás, sino parar sofocar dentro de sí la íntima convicción de que tampoco él es más que un pobre mendigo».
Acojamos con gratitud este amor de misericordia que se dona de manera especial a través del sacramento de la reconciliación y de las indulgencias que la Iglesia nos otorga en este Año Jubilar. Acerquémonos con humildad a recibirlo, para que fortalecidos en nuestro espíritu, nos dispongamos a tener una vida entregada a Dios y llena de misericordia con nuestros hermanos.
3. El Papa Francisco nos invita a ser «Mediadores de misericordia con las obras de misericordia»[1]
a) «La misericordia de Dios transforma el corazón del hombre haciéndole experimentar un amor fiel, y lo hace a su vez capaz de misericordia».
«Es siempre un milagro el que la misericordia divina se irradie en la vida de cada uno de nosotros, impulsándonos a amar al prójimo y animándonos a vivir lo que la tradición de la Iglesia llama las obras de misericordia corporales y espirituales».
«Ellas nos recuerdan que nuestra fe se traduce en gestos concretos y cotidianos, destinados a ayudar a nuestro prójimo en el cuerpo y en el espíritu, y sobre los que seremos juzgados: nutrirlo, visitarlo, consolarlo y educarlo. Por eso, expresé mi deseo de que “el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina” (Misericordiae Vultus, 15)».
b) Relación de las obras de misericordia corporales y espirituales
«Mediante las corporales tocamos la carne de Cristo en los hermanos y hermanas que necesitan ser nutridos, vestidos, alojados, visitados, mientras que las espirituales tocan más directamente nuestra condición de pecadores: aconsejar, enseñar, perdonar, amonestar, rezar. Por tanto, nunca hay que separar las obras corporales de las espirituales. Precisamente tocando en el mísero la carne de Jesús crucificado el pecador podrá recibir como don la conciencia de que él mismo es un pobre mendigo.
»A través de este camino también los “soberbios”, los “poderosos” y los “ricos”, de los que habla el Magnificat, tienen la posibilidad de darse cuenta de que son inmerecidamente amados por Cristo crucificado, muerto y resucitado por ellos».
Obras de misericordia corporales
- Dar de comer al hambriento
- Dar de beber al sediento
- Vestir al desnudo
- Acoger al forastero
- Asistir a los enfermos
- Visitar a los presos
- Enterrar a los muertos
Obras de misericordia espirituales
- Dar consejo al que lo necesita
- Enseñar al que no sabe
- Corregir al que se equivoca
- Consolar al triste
- Perdonar las ofensas
- Rezar por vivo y difuntos
- Soportar con paciencia los defectos de los otros
4. María, icono de una Iglesia que evangeliza porque es evangelizada
Nos dice el papa Francisco: «No perdamos este tiempo de Cuaresma favorable para la conversión. Lo pedimos por la intercesión materna de la Virgen María, que fue la primera que, frente a la grandeza de la misericordia divina que recibió gratuitamente, confesó su propia pequeñez (cf. Lc 1,48), reconociéndose como la humilde esclava del Señor (cf. Lc 1,38).
María, después de haber acogido la Buena Noticia que le dirige el arcángel Gabriel, canta proféticamente en el Magnificat la misericordia con la que Dios la ha elegido. La Virgen de Nazaret, prometida con José, se convierte así en el icono perfecto de la Iglesia que evangeliza, porque fue y sigue siendo evangelizada por obra del Espíritu Santo, que hizo fecundo su vientre virginal».
«En relación con los demás, pidamos al Señor que en este Año de la Misericordia también nosotros hagamos cosas de misericordia; abramos nuestro corazón para llegar a todos con las obras de misericordia, la herencia misericordiosa que Dios Padre ha tenido con nosotros»[2].
[1] Papa Francisco, Audiencia General del miércoles 27 de enero de 2016.
[2] Allí mismo.